José Luis Bermúdez Revordela (Riodelouro, 1961), desciende de una estirpe de herreros que ya trabajaban en la fabricación de navajas hace más de 100 años. Su abuelo, Constantino Bermúdez, las hacía a finales del siglo XIX en Valín, y su padre, Manuel Bermúdez Lastra (1910-1996), con quien aprendió el oficio, y quien llegó a ser muy valorado durante la segunda mitad del siglo pasado por la calidad de sus hojas y el acabado de las navajas, fueron sus antecesores directos.
José Luis trabaja desde niño en la forja construida por su padre en 1934 y conserva la producción y técnicas heredadas, siendo, prácticamente, el único navalleiro de Taramundi que todavía utiliza en exclusiva el acero al carbono para forjar las hojas, reproduciendo el mismo diseño de sus antepasados con altas cotas de calidad, para lo cual realiza todo el proceso manualmente y con la colaboración de su madre, Raquel, quien se viene encargando, desde hace muchos años, del barnizado del mango.
Realiza principalmente navaja decorada y quemada, con hoja de punta vuelta, virola pispunteada con rombos troquelados uno a uno, mango de brezo decorado con cruzadillo delimitado por dos tiras pintadas con anilina de color rojo y culata quemada, en donde va estampado un sello en seco con el nombre de Manuel Bermúdez, en recuerdo de su padre, quien había comenzado a realizar esta misma tipología al decaer la demanda de la navaja quemada que producía hasta entonces. Su marca, estampada a troquel hoja a hoja, es una A rodeada de quince puntos que forman un óvalo a su alrededor.